La marca de tenis que aparece en la Biblia.

Nike es una de las marcas deportivas más valiosas y reconocidas del mundo. Diseña y fabrica calzado, ropa, equipamiento y accesorios deportivos. Su nombre viene de Niké, quien era la “diosa” griega de la victoria, la velocidad y la fuerza. Curiosamente, esa misma palabra aparece en 1 Juan 5:4, donde el apóstol escribe:

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria [nikē] que ha vencido al mundo: nuestra fe”.

Juan afirma que todo hijo de Dios vence al mundo (vence todo lo que está en el mundo: la pasión de la carne, la pasión de los ojos, la arrogancia de la vida). Pero el instrumento de esa victoria no es un par de tenis ni ningún accesorio deportivo. Juan dice claramente que nosotros vencemos al mundo por medio de nuestra fe.

FE EN JESÚS

Y es crucial entender qué tipo de fe está hablando Juan aquí. No se trata de una fe genérica, del tipo “todo saldrá bien” o “hay que tener fe en algo”. No. La fe que vence al mundo es la fe en Jesús. Y, según la Biblia, no existe victoria para los hijos de Dios aparte de Jesús. Él mismo dijo en Juan 16:33 lo siguiente: “confíen, Yo he vencido al mundo”. El apóstol dice en 1 Juan 4:4 que hemos vencido “porque mayor es Aquel que está en ustedes que el que está en el mundo”.

Nuestra fe vence al mundo porque nos convence de que el Dios que se hizo hombre en la persona de Jesucristo para salvarnos es más deseable, más seguro, mejor en todos los sentidos que todo lo que el mundo puede ofrecer.

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Spurgeon orando Mateo 1:21

“Él salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Señor, sálvame de mis pecados. Por tu nombre “Jesús” me siento animado a orar de esta manera. Sálvame de mis pecados pasados, para que el hábito de ellos no me mantenga cautivo. Sálvame de mis pecados de naturaleza, para que no sea el esclavo de mis propias debilidades. Sálvame de los pecados que continuamente están ante mis ojos, para que no pierda mi horror por ellos. Sálvame de mis pecados secretos; pecados que no percibo debido a mi falta de luz. Sálvame de los pecados súbitos y sorprendentes: no permitas que sea sacado de mi camino por la fuerza de la tentación. Sálvame, Señor, de todo pecado. No permitas que la iniquidad tenga dominio sobre mí. Solamente Tú puedes hacer esto. Yo no puedo romper mis propias cadenas ni eliminar a mis propios enemigos. Tú conoces la tentación, pues Tú fuiste tentado. Tú conoces el pecado, pues Tú cargaste con el peso de ese pecado. Tú sabes cómo socorrerme en mi hora de conflicto. Tú puedes salvarme de pecar, y salvarme cuando he pecado. Se ha prometido en Tu propio nombre que harás esto, y yo te ruego que en este día me permitas comprobar esa profecía. No permitas que ceda al mal carácter, o al orgullo, o al desaliento o a cualquier forma de mal; pero sálvame para santidad de vida, para que Tu nombre, Jesús, pueda ser glorificado en mí abundantemente.


Este artículo fue tomado de: Charles H. Spurgeon. Chequera del banco de la fe, Octubre 20.

La pasión de la carne, de los ojos y la arrogancia.

En el capítulo 2 de su primera carta, el apóstol Juan (inspirado por Dios) dice que no debemos amar las cosas que están en el mundo (v. 15). Ahora, al decir “las cosas que están en el mundo”, Juan no quiere decir que es pecaminoso ir a la playa, tener un plato de comida favorito, amar a tu mascota, que te gusten las flores o admirar una puesta de sol.

Juan no está prohibiendo que apreciemos la creación de Dios. De hecho, como dijo Matthew Henry, “el mundo físico es bueno y debe ser admirado como la obra de Dios y como un espejo en el cual Sus perfecciones brillan”.

LAS COSAS EN EL MUNDO

Si Juan no está prohibiendo que disfrutemos el mundo físico que Dios creó, ¿entonces a qué se refiere Juan? En el versículo siguiente él responde: “la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida” (v. 16).

La pasión de la carne: “carne” aquí se refiere a la naturaleza pecaminosa que se opone al Espíritu Santo de Dios. Ésta tiene deseos o pasiones fuertes que someten al cuerpo. Una lista corta de los deseos de la carne la encontramos allá en Romanos 13:13 que menciona: orgías, borracheras, promiscuidad sexual, lujurias, pleitos y envidias. Una lista más extensa la encontramos allá en Gálatas 5:19-21 que dice: “inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías”.

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