Tragedia en Jet Set: meditando en medio del duelo.

El martes 8 de abril de 2025, la República Dominicana despertó con una noticia devastadora que enlutó a toda la nación: a las 12 de la madrugada, durante un concierto del reconocido merenguero Rubby Pérez, el techo de la discoteca Jet Set colapsó repentinamente. Hasta el momento de escribir estas líneas, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) ha confirmado la muerte de 225 personas (221 fallecidas en la zona del desastre y 4 más en hospitales).

Sin lugar a dudas, ésta será recordada como una de las tragedias más grandes en la historia reciente del país. Oramos para que nuestro Dios, lleno de misericordia, consuele a cada familia que hoy sufre la pérdida de un ser querido. Nos ponemos en sus zapatos y lloramos con ellos.

Pero no nos detengamos solo en el lamento. En medio del duelo, es sabio reflexionar: ¿qué nos está diciendo Dios a través de todo esto? C. S. Lewis escribió: El dolor es el megáfono de Dios para despertar a un mundo sordo”. Aunque no pretendemos tener todas las respuestas, sí podemos afirmar con certeza que esta tragedia nos recuerda cuán frágil es la vida humana y cuán dependientes somos de Dios.

En los últimos versículos del capítulo 4 de Santiago, el autor –inspirado por Dios– advierte contra la arrogancia de hacer planes como si tuviéramos el control absoluto de nuestro futuro. Estoy seguro de que muchos de los que fallecieron esa noche tenían planes para el día siguiente, tal vez incluso para las horas posteriores. Pero tristemente, esos planes nunca se realizaron.

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Lo más efectivo contra el coronavirus.

El Covid-19 es una enfermedad infecciosa causada por SARS-CoV-2, que es uno de los virus de la amplia familia de los Coronavirus (CoV). La enfermedad del coronavirus se reportó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan (China). Y para el momento en el que estoy escribiendo este breve artículo se han confirmado 181,305 casos de Covid-19 y 7,116 muertes alrededor del mundo debido a esta enfermedad.

La enfermedad produce síntomas similares a la gripe, algunos de ellos son: fiebre, tos y dificultad para respirar. Y su mortalidad promedio es de un 3%.

Entre las medidas a tomar para evitar esta enfermedad están: evita tocar objetos que están en público o desinfecta sus superficies; evita tocar tus ojos, nariz o boca; lava tus manos con jabón por alrededor de 20 segundos; mantén la distancia de personas con síntomas de la gripe; si tú toses o estornudas, cúbrete la boca con el codo flexionado o con un pañuelo.

Ahora quiero compartir lo más efectivo contra la enfermedad del coronavirus. Esto es algo que la OMS (Organización Mundial de la Salud) no te dirá:

“Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia” (Salmos 127:1).

La guardia (atalaya, centinelas) eran personas colocadas en la parte más alta del muro de la ciudad con la misión de advertir a sus habitantes sobre la llegada de un enemigo o informarles sobre la llegada de un mensajero. Debido a que el destino de la ciudad dependía de la guardia, ésta no podía dormirse en su labor.

Ahora, nótese como el escritor de este salmo (Salomón) dice que si Dios no guarda la ciudad, es en vano todo lo que haga la guardia. En otras palabras, tener la mejor guardia sin tener a Dios es como no tener nada. El mensaje que Salomón (inspirado por Dios) quiere que recibamos es que, en última instancia, Dios es quien protege y todos nosotros dependemos de Él.

Se están tomando muchas medidas alrededor del mundo para evitar la propagación de Covid-19; pero, sin Dios, todas esas medidas van a fracasar. ¿Por qué? Porque la protección de Dios es lo más efectivo contra el coronavirus. Eso no quiere decir que vamos a ignorar las medidas sugeridas por las autoridades pertinentes. Sí vamos a hacer caso, porque el Dios que obra por encima de los medios es también quien generalmente obra a través de ellos. Dios puede –y generalmente lo hace así– estar detrás de esas medidas que tomamos prosperándolas.

Así que, oremos para que Dios proteja a nuestra nación y a nosotros como individuos de esta enfermedad, tomemos las medias necesarias y confiemos en Dios como nuestro protector último.

¿Hasta cuándo, oh Señor?

Como Dios tuvo una manera, un propósito y seguridad en la destrucción de las naciones para Israel; así también Dios tiene una manera, un propósito y seguridad en la destrucción del pecado remanente en la vida del cristiano.

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