Hace unos años atrás, estaba predicándole el evangelio a una persona. Y mientras conversábamos esta persona me dijo: “pediré perdón a Dios a ver si me acepta”. ¿A ver si [Dios] me acepta? ¿Es eso todo lo que se ofrece en el cristianismo –una mera posibilidad de perdón y salvación–? Si eso fuera lo que se ofreciera en el cristianismo, éste no sería más que una mera religión.
Por ejemplo, el islamismo no ofrece seguridad de salvación, sino instrucciones para conseguir el favor de su dios. La “esperanza” en el hinduismo es estar atrapado en un ciclo karmático de reencarnación (samsara) hasta su liberación (moksha), “y es abandonado para que busque su propia salida” (Geisler y Brooks). Algo similar se ofrece en el budismo (con la diferencia de que ellos no buscan el cielo o estar con Dios, sino la eliminación de todo sufrimiento, deseo o ilusión del yo).
Pero el cristianismo sí es más que una mera religión. Jesucristo dijo: “al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera” (Juan 6:37). Jesús no dijo que Él recibirá sólo a algunos de los que van a Él o a la mayoría. No, todo aquel que le da la espalda a sus pecados y va confiadamente a Él será recibido. En la traducción al español no se nota mucho que las palabras de Jesús son enfáticas. Jesucristo utilizó una negación enérgica, es como si Él hubiera dicho: “Yo nunca, nunca rechazaré a aquel que viene a mí”.
Pero eso no es todo, Jesucristo también confirmó que todo aquel que se acerca a Él sinceramente arrepentido será perdonado de todo pecado: “A éste Dios exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados.” (Hechos 5:31). Por el contexto sabemos que de quien se está hablando aquí es de Jesús –¡Él es el Príncipe y Salvador!–. También sabemos que Dios lo exaltó por medio de Su resurrección y, posteriormente, Su ascensión.
Ahora nótese el propósito de la exaltación de Jesús: dar arrepentimiento y perdón de pecados. Jesucristo da tanto lo uno como lo otro, arrepentimiento y perdón. Todo aquel que se arrepiente sinceramente de sus pecados también será perdonado de todos sus pecados. Charles Spurgeon dijo: “Arrepentimiento y perdón están entrelazados por el propósito eterno de Dios. Lo que Dios ha juntado, no lo separe el hombre”.
Si tú has ido a Jesucristo sinceramente arrepentido de tus pecados, eres perdonado tan cierto como que Su tumba está vacía.