Reflexiones sobre el escándalo de Michael Tait.

Michael DeWayne Tait es un reconocido artista de música cristiana contemporánea. A finales de los años 80, formó junto a compañeros universitarios el grupo DC Talk, con el cual lanzó cinco álbumes aclamados por la crítica y el público. En marzo de 2009, asumió el rol de vocalista principal de Newsboys, banda que participó en la película God’s Not Dead [Dios no está muerto], donde interpretan el tema principal del mismo nombre.

En enero de 2025, Tait anunció su salida de la banda. Poco después, el 10 de junio del mismo año, confesó públicamente que eran en gran parte ciertas las acusaciones en su contra, relacionadas con «el abuso de drogas, alcohol y actividad sexual».

EL PECADO ES ALGO MUY SERIO

“No pongo excusas por [mis acciones]. Simplemente lo llamaré como Dios lo llama: pecado”, declaró Michael Tait. Luego añadió: “abusé de la cocaína, consumí demasiado alcohol… toqué a hombres de una manera sensual… he mentido y engañado… vivía dos vidas muy diferentes”.

Hoy en día, muchos —incluso dentro de las cuatro paredes de “la iglesia”— minimizan el pecado, viéndolo como un mero error, una enfermedad leve o un simple mal. Pero el pecado es peor que un error, es más grave que una enfermedad y es el mayor de los males.

Es interesante que en Romanos 7:13 el apóstol Pablo describe al pecado como “en extremo pecaminoso”. “¿Por qué no dijo «extremadamente negro», «extremadamente horrible» o «extremadamente mortal»? Pues, porque no hay nada en el mundo tan malo como el pecado. Cuando quiso usar la peor palabra que se le ocurrió para referirse al pecado, lo llamó por su propio nombre y lo reiteró: «pecado», «extremadamente pecaminoso»” (Spurgeon).

La Biblia también nos advierte que el pecado es engañoso. Hebreos 3:13 dice: “no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado”. El pecado engaña de muchas formas: una de ellas es susurrando que podemos pecar sin consecuencias. Pero eso es falso. Tait reconoció que su conducta no solo fue imprudente, sino “destructiva”. Admitió haber “lastimado a tanta gente de tantas maneras” y dijo que vivirá “con esa vergonzosa realidad el resto de [su] vida”. También expresó con pesar de que “alguien pierda o elija no buscar la fe y la confianza en Jesús” debido a que él ha sido un horrible representante.

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¿Te han robado el asombro estas dos mentiras?

“Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos…” (1 Juan 3:1).

El pastor John MacArthur dice que aquí Juan expresa una “explosión de asombro” y una “admiración atónita”. Otros eruditos hablan de una “exhibición maravillosa” (JFB). Y otros comentaristas mencionan “una exclamación cargada de maravilla y asombro”.

Un comentario de la Biblia Textual señala que Juan, literalmente, está diciendo: “¡Miren de qué país es este amor!”. Es decir, este amor no es ordinario, es extraordinario. No lleva la etiqueta “Hecho en China”, sino una que dice: “Hecho en el cielo”.

Este amor es único. Es especial. Es grande. Es el amor de Dios Padre y es para ti, si has recibido a Jesucristo y has creído en Su nombre (Juan 1:12). Y el apóstol Juan nos apunta a la demostración del amor de Dios: Él nos llama —y nos ha hecho— Sus hijos.

Y si esa verdad no nos emociona tanto como emocionaba a Juan, si al leerla sólo decimos “Eso ya lo sabía”, si escuchamos eso y seguimos como si nada, entonces hay algo mal en nosotros. ¡Hay un serio problema con nosotros!

Hay dos mentiras comunes que muchos creen y que este pasaje de 1 Juan desmiente con claridad. Ambas tienen el potencial de robarnos el asombro ante el hecho glorioso de que Dios nos amó y nos hizo Sus hijos.

Mentira #1:

“Todo el mundo es hijo de Dios”.

Si tú crees que el estado natural de todo ser humano al nacer es ser hijo de Dios, entonces lo que Juan está diciendo aquí no te asombrará.

Pero nota lo que dice el versículo 2: “ahora somos hijos de Dios”. Esa palabra “ahora” implica que hubo un tiempo en el que no lo éramos. La Biblia enseña que todos somos criaturas de Dios, pero no todos somos hijos de Dios. Nadie nace siendo hijo de Dios. Al contrario, Efesios 2:3 dice que somos “por naturaleza hijos de ira”.

Pero Dios te amó cuando merecías Su ira. Dios te hizo Su hijo cuando eras Su enemigo. Dios te haló hacia el cielo cuando estabas cayendo al infierno.

¡Miren qué clase de amor!

Mentira #2:

“Yo merezco ser hijo de Dios”.

Esa es otra mentira que nos puede hacer perder el asombro por el hecho de ser somos hijos amados de Dios. Yo no tengo que dar gracias por algo que yo compré o me gané.

Pero no obviemos lo que dice el versículo 1 con respecto al amor de Dios. Juan dice que ese amor se “nos ha otorgado (por) el Padre”. El amor de Dios y el derecho a ser llamados Sus hijos no se ganan; no se otorga después de pasar un examen; no se compran con dinero ni con buenas obras.

El amor de Dios y el derecho a ser llamados Sus hijos es un regalo de Dios para nosotros en Jesucristo: Él dejó el cielo. Vivió la vida perfectamente obediente que tú y yo debimos haber vivido, pero no vivimos. Murió la muerte cruel que tú y yo merecíamos por nuestros pecados, para que no tengamos que ser castigados. Y resucitó triunfante para darnos este regalo.

¡Miren qué clase de amor!

¿Cómo Dios me hizo invencible en un mundo de terror?

Después de que Dios terminó de crear el mundo, esta fue la evaluación que Él mismo hizo: “bueno en gran manera”. Sin embargo, con la entrada del pecado, el mundo se ha transformado en un lugar de terror.

Hoy entré a la versión digital del periódico dominicano Diario Libre, y estas fueron algunas de las noticias que encontré en su portada:

  • 724 mil personas sin agua potable y 700 viviendas afectadas por lluvias en RD; siguen las alertas.
  • Jhon Kohr Reyes llegó muerto al hospital luego de ser detenido por policías en un operativo.
  • Hombre muere tras ser atropellado en San Pedro de Macorís; conductor se da a la fuga.
  • Niños, vecinos y un perro fueron testigos: así la policía mató a un joven en Herrera.

Sentí entonces la necesidad de saber si solo mi país era escenario de tanto terror. Así que visité el portal de CNN en Español, y me encontré con lo siguiente:

  • Encuentran cuerpos de 13 trabajadores de mina en Perú reportados como secuestrados.
  • Hamas ejecuta a palestinos por saquear en Gaza.
  • Alerta epidemiológica en Ecuador por brotes de tos ferina y fiebre amarilla activa medidas de contingencia.
  • El volcán Kilauea de Hawai entra en erupción con un patrón poco habitual en casi 40 años.

La conclusión es ineludible: este mundo se ha convertido en un lugar de terror. Aun así, me niego a ser dominado por el pánico. Y empiezo a recordar las formas en que Dios me ha hecho invencible —no solo a mí, sino a todo cristiano—:

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Tragedia en Jet Set: meditando en medio del duelo.

El martes 8 de abril de 2025, la República Dominicana despertó con una noticia devastadora que enlutó a toda la nación: a las 12 de la madrugada, durante un concierto del reconocido merenguero Rubby Pérez, el techo de la discoteca Jet Set colapsó repentinamente. Hasta el momento de escribir estas líneas, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) ha confirmado la muerte de 225 personas (221 fallecidas en la zona del desastre y 4 más en hospitales).

Sin lugar a dudas, ésta será recordada como una de las tragedias más grandes en la historia reciente del país. Oramos para que nuestro Dios, lleno de misericordia, consuele a cada familia que hoy sufre la pérdida de un ser querido. Nos ponemos en sus zapatos y lloramos con ellos.

Pero no nos detengamos solo en el lamento. En medio del duelo, es sabio reflexionar: ¿qué nos está diciendo Dios a través de todo esto? C. S. Lewis escribió: El dolor es el megáfono de Dios para despertar a un mundo sordo”. Aunque no pretendemos tener todas las respuestas, sí podemos afirmar con certeza que esta tragedia nos recuerda cuán frágil es la vida humana y cuán dependientes somos de Dios.

En los últimos versículos del capítulo 4 de Santiago, el autor –inspirado por Dios– advierte contra la arrogancia de hacer planes como si tuviéramos el control absoluto de nuestro futuro. Estoy seguro de que muchos de los que fallecieron esa noche tenían planes para el día siguiente, tal vez incluso para las horas posteriores. Pero tristemente, esos planes nunca se realizaron.

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