5 cosas que hace un pecador arrepentido.

Debido a la desobediencia, Dios trajo juicio sobre Israel y Judá. Ese juicio vino primero a través de los asirios y después a través de los babilonios, quienes deportaron, saquearon y destruyeron al reino del norte (Israel) y al reino de sur (Judá).

Después de que el liderazgo del imperio mundial pasara de manos de los babilonios a los persas, el rey persa Ciro decretó el regreso del pueblo de Dios a Jerusalén para reconstruir el templo de Dios. Hubo un segundo regreso guiado por Esdras. Y el libro de Nehemías nos relata el tercer regreso del pueblo para reconstruir el muro de Jerusalén.

En Nehemías 9 vemos qué hace un pecador arrepentido:

1. SE DUELE POR SUS PECADOS

Nehemías capítulo 9 comienza con las siguientes palabras: “El día veinticuatro de ese mes se congregaron los israelitas en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí” (v. 1). El ayuno, el vestido de cilicio y el polvo sobre sí fueron las expresiones externas que estos israelitas utilizaron para decir que estaban dolidos por sus pecados.

Hoy podemos expresar dolor por nuestro pecado de otras maneras que no sean vistiéndonos de cilicio y echando polvo sobre nuestras cabezas. Y aunque dolerte por tu pecado no lo es todo, siempre que pecas deberías dolerte porque pecas contra el único ser que sólo te ha hecho bien y porque siempre pecas para tu perjuicio.

2. CONFIESA SUS PECADOS

Lo siguiente que Nehemías 9 nos dice que hicieron los israelitas fue confesar “sus pecados y las iniquidades de sus padres” (v. 2). Esta confesión de pecados no fue algo como “si hemos pecado, entonces…”; más bien fue algo como “sí, hemos pecado”. Es decir, ellos reconocieron sus pecados. También, esta confesión fue de pecados en específico. Por ejemplo:

  • Versículo 16: “Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbia, fueron tercos y no escucharon Tus mandamientos”.
  • Versículo 18: “hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: “Este es tu Dios que te sacó de Egipto”, y cometieron grandes blasfemias”.
  • Versículo 26: “Mataron a Tus profetas que los amonestaban para que se volvieran a Ti”.
  • Versículo 28: “Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo delante de Ti”.
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Ni muerte, ni tristeza ni vergüenza.

Después de pronunciar una serie de oráculos o profecías contra las naciones de la tierra, el profeta Isaías comienza a exaltar y a alabar el nombre de Jehová su Dios debido a Su favor para con él y el resto de Su pueblo. Y todo esto ocurre en el contexto de lo que el profeta describe como “aquel día”.

“Aquel día” hace referencia al día del Señor (Jehová). Ese es un día de terror para los pecadores impenitentes, porque en éste Dios los va a juzgar. Pero ese es un día de mucha alegría para los pecadores arrepentidos, porque en éste Dios les mostrará Su salvación.

Y en medio del cántico de alabanza que el profeta hace en el capítulo 25, leemos una serie de eventos que ocurrirán sin ninguna duda:

“Él destruirá la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de Su pueblo de sobre toda la tierra, porque el Señor ha hablado. Y en aquel día se dirá: «Este es nuestro Dios a quien hemos esperado para que nos salvara. Este es el Señor a quien hemos esperado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación»” (vv. 8, 9).

NO MUERTE

Lo primero que se promete es que Dios «destruirá la muerte». Desde la entrada del pecado al mundo en Génesis 3, la muerte con un insaciable apetito ha abierto su boca para tragar a todos los seres vivos creados por Dios. Y ésta es inevitable a menos que Dios intervenga. Por eso ésta es tan temida por todas las personas.

La muerte es temida no sólo por los hombres, sino incluso por muchos “dioses” paganos. Pero el Dios verdadero no solo no le teme a la muerte, sino que El mismo la destruirá. La destruirá de una vez y para siempre, y ya no habrá más muerte. Cuando eso pase, la muerte será una mentira y la inmortalidad será una realidad para aquellos que son de Dios.

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