La elección de Dios y el evangelismo.

Elección y evangelismo

Dios, quien tiene misericordia de quien Él quiere tener misericordia, ha escogido desde la eternidad a un grupo particular de personas para salvarlas en el tiempo. Ahora, algunos piensan que la elección de Dios y el esfuerzo evangelístico (o predicación del evangelio) son mutuamente excluyentes: si Dios ha escogido, entonces para qué esforzarnos en evangelizar; y si Dios nos manda a evangelizar, entonces es porque Él no ha escogido. Pero en este caso, tal como en otras ocasiones, el razonamiento de Dios no es como el nuestro.

En 2 Timoteo 2:10 leemos lo siguiente, en palabras de uno que creía y enseñaba la elección de Dios: “Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna”. Aquí tenemos al apóstol Pablo convencido de que había personas escogidas por Dios para salvación –aunque él no sabía quiénes eran–, pero al mismo tiempo lo vemos predicándoles el evangelio y sufriendo penalidades por causa de ese evangelio (vv. 8, 9). El razonamiento del apóstol no era elección o esfuerzo evangelístico, sino elección y esfuerzo evangelístico.

PALABRA COMO EL MEDIO

El apóstol Pablo sabía que Dios había ordenado tanto el fin como el medio. Dios no tan sólo escogió a un grupo de personas para salvarlas, sino que también Él escogió la predicación del evangelio de Jesucristo como el medio para alcanzar ese fin. Y no podemos esperar que alguien sea salvado si no se le predica (Ro. 10:14-15). El mismo apóstol dice en 1 Corintios 1:21 lo siguiente: “Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen”.

EL ENFOQUE CORRECTO

Cuando el enfoque es correcto, entonces la doctrina de la elección de Dios no mata al esfuerzo evangelístico, sino que lo motiva. Decir que no tenemos que evangelizar porque Dios ya ha escogido a quienes han de salvarse es tener el enfoque incorrecto. He aquí el enfoque correcto: el hombre está muerto en sus delitos y pecados (Ef. 2:1), todo mi esfuerzo evangelístico es en vano si Dios no ha escogido para salvación –¡un muerto no puede escucharme decirle que se levante!–. Pero debido a que Dios ha escogido para salvación mi esfuerzo evangelístico no es en vano, Dios impartirá vida espiritual mientras yo predico Su evangelio. En Hechos 18:9 y 10 Dios animó al apóstol Pablo con las siguientes palabras: “Y por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”.

¿Quién eres tú? [Sermón]

Más importante que lo que tú piensas de ti mismo y más importante que lo que otros piensan de ti es lo que Dios dice de ti, cristiano. Alineemos, por lo tanto, nuestros pensamientos con la Palabra de Dios y vivamos de acuerdo a la verdad de que fuimos bendecimos en Cristo al ser elegidos, predestinados, perdonados, al ser hechos herencia y al ser sellados con Su Espíritu.

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Spurgeon sobre “Aquellos que critican la elección”.

Hay quienes dicen: «Dios es cruel cuando elige a uno y pasa por alto a otro.» Entonces, yo les preguntaría: ¿Hay alguien el día de hoy que desea ser santo, que desea ser regenerado, que desea abandonar el pecado y caminar en santidad? «Sí, hay,» dice alguien, «Yo quiero.» Entonces Dios te ha elegido a ti. Sin embargo otro dice: «No; yo no quiero ser santo; no quiero dejar mis pasiones ni mis vicios.» ¿Por qué te quejas, entonces, de que Dios no te haya elegido a ti? Pues si hubieras sido elegido, no te gustaría, según lo estás confesando. Si Dios te hubiera elegido hoy a la santidad, tú dices que no te importa. ¿Acaso no estás reconociendo que prefieres la borrachera a la sobriedad, la deshonestidad a la honestidad?

Amas los placeres de este mundo más que la religión; ¿entonces, por qué te quejas que Dios no te haya elegido para la religión? Si amas la religión, Él te ha elegido para la religión. Si la deseas, Él te ha elegido para ella. Si no la deseas, ¿qué derecho tienes de decir que Dios debió haberte dado aquello que no deseas? Suponiendo que tuviera en mi mano algo que tú no valoras, y que yo dijera que se lo voy a dar a tal o cual persona, tú no tendrías ningún derecho de quejarte de que no te lo estoy dando a ti. No podrías ser tan necio de quejarte porque alguien más ha obtenido aquello que a ti no te importa para nada. Continuar leyendo Spurgeon sobre “Aquellos que critican la elección”.

¿Cómo sé si fui elegido?

La doctrina de la elección afirma que Dios por el puro afecto de Su voluntad, desde la eternidad, ha elegido para salvación a un grupo definido de personas. La doctrina de la elección, en última instancia, no es de los bautistas reformados ni de Calvino, sino de la misma Biblia (1 Ts. 5:9; 2 Ts. 2:13). Ahora, al hablar de la doctrina bíblica de la elección hay una pregunta que, si no siempre, casi siempre surge: ¿cómo sé si fui elegido?

Las palabras del apóstol Pablo a la iglesia de los tesalonicenses son muy interesantes: “sabiendo, hermanos amados de Dios, su elección de vosotros” (1 Ts. 1:4). En este versículo Pablo no sólo hizo referencia a la elección, sino que también afirmó saber que los cristianos en la iglesia de los tesalonicenses habían sido elegidos por Dios. “Pablo, ¿no es muy osada esa afirmación? ¿cómo puedes saber aquello que Dios solo hizo en la eternidad? ¿recibiste alguna revelación directa de Dios por ser apóstol?” –preguntamos–. ¿Por qué Pablo está tan seguro de saber que Dios había elegido para salvación a la iglesia de los tesalonicenses? La respuesta de Pablo, que inicia con un “pues”, se encuentra en los versículos 5 al 10 del mismo 1 Tesalonicenses 1. Pablo conocía la elección de la iglesia de los Tesalonicenses porque: Continuar leyendo ¿Cómo sé si fui elegido?