George Müller fue un evangelista y misionero cristiano nacido el 27 de septiembre de 1805 en Kroppenstedt, Alemania. Es reconocido principalmente por su extraordinario ministerio en favor de los niños huérfanos y desamparados.
Su juventud estuvo marcada por una vida de pecado: era mentiroso, ladrón y jugador. Él mismo se describió como alguien de “comportamiento impío y espíritu impenitente”. Sin embargo, en 1825, tras asistir a una reunión de oración en una casa, experimentó una profunda transformación espiritual. Según sus propias palabras, fue allí donde “el Señor comenzó su obra de gracia en mí”.
El ministerio de Müller y su esposa con los huérfanos comenzó en 1836, cuando convirtieron su hogar en un refugio para treinta niñas. A partir de entonces, la obra creció notablemente, ofreciendo no solo alimento y vestido, sino también educación cristiana. A lo largo de su vida, George Müller llegó a cuidar a 10,024 huérfanos.
Müller falleció el 10 de marzo de 1898, a los 92 años, en Bristol, Reino Unido.
SU VIDA DE ORACIÓN
Se dice que George Müller oraba por todo y esperaba con fe que cada oración fuera respondida. A lo largo de sus muchos años de ministerio, y a pesar de haber cuidado a miles de huérfanos, Müller jamás pidió dinero a nadie. Sin solicitar ayuda financiera, recibió donaciones que sumaron millones de dólares, los cuales fueron usados para el cuidado de los huérfanos y la impresión de Biblias. Aunque él nunca le pedía a los hombres, sí le oraba a Dios y confiaba plenamente en que Él supliría todas sus necesidades. Y así fue: Dios nunca lo desamparó.
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