¿Debemos repetir el “Padrenuestro” en nuestras oraciones?

El “Padrenuestro” (o “Padre nuestro”) es como hoy le llamamos a la oración que Jesús enseñó a sus discípulos en Mateo 6:9-13:

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén”.

El propósito de Jesús al enseñar esta oración no fue que la repitiéramos literalmente cada vez que oremos. Es interesante que en el mismo capítulo 6 (de Mateo), verso 7, Jesús dijo: “al orar, no uséis repeticiones sin sentido”. La repetición literal del Padrenuestro que muchos hacen hoy en día cabe dentro de lo que Jesús llamó «repeticiones sin sentido». El propósito de Jesús al enseñar esta oración fue proveernos de un modelo de cómo orar:

«Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre»; se comienza glorificando a Dios, reconociendo quién es El (nuestro Padre celestial) y pidiendo que la gloria de Su santidad sea manifiesta. «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo»; se pide que el gobierno de Dios venga universalmente; que Su voluntad, no la nuestra, sea hecha en la tierra (nuestra familia, nuestra comunidad, la Iglesia, nuestro país).

«Danos hoy el pan nuestro de cada día»; se pide que Dios supla nuestras necesidades físicas, como el alimento diario. «Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores»; se pide que Él perdone todas nuestras deudas espirituales, es decir, nuestros pecados (Lc. 11:4) en base a la obra de Jesucristo en la cruz (Col. 2:13,14). «Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal»; se pide que Dios nos libre, nos proteja, nos salve tanto del maligno (i.e. Satanás) como de caer en la tentación.

OBSERVACIONES FINALES

  • Jesús supuso que como cada día debemos pedir a Dios «el pan nuestro», así también cada día debemos pedirle «Y perdónanos nuestras deudas… Y no nos metas en tentación». Nótese la partícula gramatical de unión “y”.
  • Jesús también supuso que aquellos que le piden a Dios perdón, perdonan a quienes le ofenden –como respuesta al perdón de Dios (Mt. 18:32,33).
  • Dios no tienta a nadie (Stg. 1:13).

¿Qué es el pecado?

Somos pecadores por naturaleza, lo quiere decir que el pecado es el estado de rebeldía del corazón hacia Dios. Leemos en Isaías 53:6a: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino”; y en Efesios 2:3: “todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente”.

Pero tambien somos pecadores en la práctica, lo quiere decir que el pecado es hacer aquello que Dios nos manda que no hagamos (i. e. Pecado de comisión: 1 Juan 3:4b) o no hacer aquello que Dios nos manda que hagamos (i. e. Pecado de omisión: Santiago 4:17).

Y como consecuencia del pecado, toda persona sin la gracia que hay en Jesús:

  • Está muerta espiritualmente (Efesios 2:1).
  • Está bajo esclavitud (Tito 3:3; Juan 8:34).
  • Está en enemistad con Dios (2 Corintios 5:18-20).
  • Está bajo la ira de Dios (Salmos 7:11; Efesios 2:3).
  • Estará separado de Dios en el infierno (Mateo 7:23; 13:41, 42).

Pero la buena noticia es que Jesús salva del pecado y de sus consecuencias a todo aquel que se arrepiente y confía en Él: “Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).